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22 de mayo de 2016

REFLEXIÓN ESPIRITUAL




                                                                         























Soberanía interior

 Un método elevado de progreso espiritual consiste en considerar que nuestro verdadero ser, el alma, el espíritu, es el rey y nuestro cuerpo físico es un instrumento, un carruaje que nos permite expresarnos y manifestarnos.
 Considerar que yo, el alma, soy el rey, significa que el cuerpo, los sentidos físicos y las facultades sutiles como la mente y el intelecto están a nuestro servicio.
 En la experiencia práctica podremos comprobar que dominar los órganos físicos es algo bastante más sencillo que dominar facultades sutiles como nuestra mente, intelecto y tendencias arraigadas. Para esto último se requiere la práctica de la meditación y la experiencia del poder del silencio.
Mediante la concentración y la determinación vamos generando en nuestro interior la conciencia de que soy el amo, el rey, el soberano en mi mundo interior.
Si soy un auténtico soberano, todo estará en orden y a mi servicio. Soberanía interior significa poder generar cualquier pensamiento que elija o emerger cualquier cualidad espiritual que desee en cualquier momento. Practicar este estado de soberanía nos fortalece interiormente y nos convierte en los conquistadores de nuestras facultades sutiles. De la misma forma que dirigimos las acciones que ejecutan los órganos físicos, sean nuestros pies o nuestras manos, de la misma manera nuestros pensamientos, tendencias y el poder de discernir del intelecto deberían también responder a nuestras órdenes
. Si el alma, es decir, el rey, ordena a la mente, el poder del pensamiento: “ Estabilízate  en este momento, estabilízate en un estado con sólo un pensamiento”, si la orden del rey es obedecida inmediatamente en cualquier manera en que se dé, éste es un indicador de alguien que ha conseguido soberanía sobre su reino. No debería ser que la mente lo acepte pero sólo después de practicar durante tres o cuatro minutos, o que en lugar de concentrarse inmediatamente, se concentre únicamente después de un tiempo de fluctuación. Lo mismo se aplica al poder del intelecto, el poder de discernir. El rey debería tener también un derecho sobre el intelecto, y el poder de discernir debería funcionar de acuerdo a la situación en cualquier momento dado
. Esto es lo que quiere decir tener un derecho sobre el intelecto
. No debería ser que discerniéramos después de que la situación hubiese pasado, pensando “esto no debería haber sucedido, si hubiera tomado esta decisión habría sido mucho mejor”. Así que la característica de un alma que tiene soberanía sobre el reino interior es que discierne con precisión y en el momento apropiado.
 Por tanto, si queremos avanzar hacia el objetivo de la soberanía interior, tenemos que revisar a lo largo del día hasta qué punto fuimos capaces de tener nuestras facultades sutiles bajo control. Cada noche, antes de ir a dormir, podemos organizar una corte en nuestra mente y evaluar nuestros trabajadores y revisar qué trabajador, qué sentido físico o qué poder sutil estuvo bajo control y cuál no.
La conciencia de ser un soberano en nuestro mundo interno se irá así fortaleciendo y estabilizando. Tendremos entonces la práctica natural de experimentar un derecho y una autoridad sobre nuestros pensamientos, sentimientos, discernimiento y toma de decisiones.
Esto, de vuelta, nos proporcionará una grata experiencia de satisfacción y dicha interior, al experimentar que nos estamos liberando de las dependencias e influencias externas.


                                                                       

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