:Lucia ,Jesus MasanaAngelina: agutierrezmasero@ yahoo.es;Vincent Correcher ;vagarne

28 de junio de 2019

RESTOS DEL MONASTERIO DE S.JERÓNIMO

                                        HERMOSA Y ÚNICA PUERTA QUE SE CONSERVA



      Uno de los más grandiosos monumentos que tuvo Zamora fue el Monasterio de San Jerónimo

 que estaba situado a las afueras de la ciudad entre l  San Frontis y el Sepulcro, muy próximo al 

Convento de San Francisco.( en la margen izda del río Duero)
                                                                               

La colocación de la primera piedra de aquel maravilloso conjunto monumental data del año 1535, cuya construcción duró hasta el año de 1543 en cuya fecha fue inaugurado por el obispo Pedro Manuel, resultando una de las obras maestras del Renacimiento español. El monasterio estuvo ocupado por los monjes que se trasladaron de Montamarta, donde había un cenobio de la Orden de San Jerónimo instalado allí desde 1407, en el que habían permanecido 127 años. En 1534 los monjes de Montamarta solicitaron que el Monasterio fuera trasladado a la ciudad de Zamora por la insalubridad del lugar en que se hallaban.
A Zamora fueron trasladados los restos de los monjes que estaban enterrados en el Monasterio de Montamarta. Aquí se establecieron cátedras de Filosofía y Teología a cuyo sostenimiento contribuyó la ciudad de Zamora con una pensión anual y las familias acomodadas también contribuyeron con sus donativos.

Resultado de imagen de angelina gutierrez masero
 
 
 
 
 
 
De todo aquel esplendor que constituía el conjunto del Monasterio de San Jerónimo de Zamora, lamentablemente, apenas se conserva nada por la Desamortización , aquel largo periodo histórico, económico  

               

Se trataba de un recinto de gran extensión: 147 metros de fachada por 130 metros al sur. La iglesia era de dimensiones catedralicias. Su fachada tenía unas líneas semejantes a la Basílica de San Ambrosio de Milán. Su interior constaba de tres naves con coro en la central. El complejo monacal constaba, además de cinco claustros, una rica sala capitular, una gran biblioteca, estudios, escalera imperial y una torre de treinta metros de altura. Había además hospedería, caballerizas, botica, enfermería, cocinas, bodegas, refectorios, una gran huerta, pozo de la nieve, fuente de agua viva, pajar, palomar, noria y alberca. Todo ello desapareció con la Desamortización.
Entre las obras de arte con las que contaba el Monasterio destacaban unos tapices de la Pasión de Nuestro Redentor, los enterramientos de los Condes de Alba de Liste con capilla propia y la notable escultura del "Cristo de las Injurias" que se conserva en la actualidad en la Catedral zamorana.

La destrucción a la que se vio sometido el Monasterio tras le exclaustración de los monjes fue prácticamente total. En el Parque del Castillo, enfrente de la Catedral hay varias columnas de unos de aquellos claustros y una portada que da entrada a los jardines del Parque. Y QUE MUESTRO AL INICIO DE ESTA ENTRADA,(fotografía tomada in situ ,  de las ruinas del convento)

                                                                   
   
El nuevo edificio se ubicó en la zona llamada los bosques de Pero Gómez, y contó desde el comienzo con el apoyo incondicional del conde de Alba de Liste que sacó junto con sus hijos las primeras espuertas de tierra. Los monjes se asentaron en el monasterio en 1543 y permanecieron allí hasta 1835 momento en el que el cenobio fue desamortizado y posteriormente convertido en cárcel, hospital de coléricos, cementerio, campo de fútbol, hasta ser destruido para aprovechar las piedras como cimentación en las carreteras. Esta destrucción supuso para la ciudad de Zamora la pérdida dell mejor exponente de la arquitectura renacentista de la ciudad.

El monasterio gozaba ya de importancia antes de su llegada a la ciudad lo que permitió un gran número de donaciones por parte de familias nobles como los condes de Alba de Liste, la familia Valencia o don Diego de Castilla (Deán de la Catedral de Toledo) y sobrino de doña María Niño y don Bautista de Monterrey, que hicieron del edificio una próspera comunidad preocupada por la arquitectura y el arte.

Dentro de sus muros se albergaban grandes obras, muchas desaparecidas y a juzgar por las conservadas de un valor incalculable, de entre ellas podemos señalar el Cristo de las Injurias –actualmente en la Catedral de Zamora (7)–, generador de la mayor devoción y de la leyenda que se centra en el Cristo del monasterio que habla para recordar unas injurias (8).

LAS LEYENDAS DEL MONASTERIO 


                                                              



No encontramos en el monasterio de San Jerónimo de Zamora la rica tradición popular que habíamos estudiado en el de Montamarta. Allí la aparición de luces señalaba la futura ubicación del monasterio; aquí es un contrato firmado el que nos da toda la información sobre el traslado. Quizás la cercanía en el tiempo o la innecesaria imaginación popular privó al monasterio de estos sucesos. Tan sólo intervienen los jerónimos en dos leyendas: una en la que nombran al monasterio como hospedería ante una crecida inesperada del Duero y la otra sobre el Cristo de las Injurias por lo que deberíamos de matizar como las leyendas en el monasterio de San Jerónimo de Zamora.

LA LEYENDA DE LA VIRGEN DEL TRÁNSITO 

Realmente el monasterio de San Jerónimo de Zamora no tiene papel activo en la leyenda de la Virgen del Tránsito (9), en la que se narra la aparición de la Virgen Dormida a principios del S.XVII en el convento del Corpus Chisti. Este convento se funda en el lugar donde vivían Ana Osorio de Ribera y su marido don Juan de Carbajal. Tras la muerte de éste en 1580 su mujer se dedica a la oración hasta que otorga testamento en 1589 para fundar un convento de descalzas.

El conde de Alba, testamentario, fue quien se encargó de encontrar las primeras habitantes del convento para lo cual se fijó en el de clarisas de Gandía donde habitaba sor Ana de la Cruz, que pese a su juventud era conocida como la Salomona de España. Ella junto con sor Beatriz del Espíritu Santo, sor Vicencia de Jesús y sor Juana de Jesús iniciaron el camino hacia Zamora tras la navidad de 1597.

Llegaron a la ciudad el 16 de enero y debido al mal estado del tiempo y a la crecida del río que pasaba por los ojos pequeños del puente, se vieron detenidas. Es ahí donde aparece reflejado el monasterio de la siguiente manera: cuando el guarda les impide el paso por el puente y les indica “Madres, sólo hay un sitio donde resguardaros en este lado del río. Se trata del convento de los Padres Jerónimos. Es ese gran edificio que se ve en el alto. Tienen hospedería para mujeres y, sin duda, las recibirán con mucho gusto”.Allí aguardaron las cuatro monjas durante varios días hasta que el 22 de enero se autorizó el paso del puente y fue a recibirlas el conde de Alba de Liste junto con el Chantre de la Catedral, el testamentario de doña Ana Osorio y el provincial franciscano para conducirlas a su nueva casa.

LA LEYENDA DEL CRISTO DE LAS INJURIAS 

El Cristo de las Injurias 

La escultura en sí es ya una leyenda en la historiografía artística zamorana. Numerosos autores han escrito sobre sus posibles artífices no siendo por el momento ninguna de las hipótesis aceptadas. Se trata de una escultura de gran calidad artística y perfecta anatomía admirada desde hace siglos; Palomino lo atribuye a Gaspar Becerra como “una célebre estatua de Cristo Crucificado (ya difunto) y de cosa de dos varas y tercia de alto, de mano de Becerra, que es la más peregrina escultura que hay dentro de Zamora; y así la tienen en gran veneración”. Posteriormente surgen varios historiadores del arte que atribuyen la talla a Arnao Palla, a Jacopo Florentino o Diego de Siloe (10).

Artistas e historiadores aparte, la tradición popular atribuye la denominación de las Injurias a las que sufrió durante la rebelión de los moriscos, en las Alpujarras (Granada), entre 1568 y 1571. Argumentándose la procedencia granadina del Cristo tras una mediación de fray Francisco de Villalba, jerónimo zamorano y confesor de Carlos V en Yuste que pasó posteriormente a Granada (11).

La importancia del crucificado era tal que gozaba de capilla propia dentro de la iglesia del monasterio. Ésta se encontraba en el lado del Evangelio y permitía la entrada al enterramiento de la familia Valencia y no en el ático del retablo de la capilla mayor como se creía (12).

LA LEYENDA 

Poco tiempo después de la llegada de la escultura al monasterio se produjo el milagro que contribuyó a aumentar la popularidad de la talla y el monasterio (13).

Corría el 1600. En el medieval barrio de San frontis y en una mísera casucha de adobes, moraba una anciana con su nieto, único vástago de su hijo, muerto en las guerras de Flandes. El muchacho, no conoció a su madre que pagó con su vida, la vida de su hijo. Humilde de corazón y de bienes, la pobre abuela volcaba sobre el chiquillo todos sus afanes y toda su alma triste y cansada de tanto bregar.

Este muchacho llamado Tomás Valderrey era un joven inquieto que trastocaba la vida de su abuela Isabel por sus diabluras. Era valiente y sólo tenía miedo y respeto al Cristo de los Jerónimos, al que su abuela era muy devota y ante el que solía ir a rezar. Al joven aquello le asustaba pues la imagen crucificada estaba tan sólo iluminada por unas velas.

Su abuela, muy devota de la imagen ,frecuentaba la iglesia del monasterio y solía llevarlo con ella para que sintiera el sano temor de Dios. Y en verdad que lo sentía. Aquel crucificado de extraordinaria talla e imponente aspecto, lívido y sangrante, en la penumbra de la capilla y entre la danza de las sombras, que la luz de dos cirios creaban, el miedo invadía su alma infantil. Entonces parecíale que el Cristo estaba más muerto, como si verdaderamente fuese un hombre el que estaba clavado en la cruz.

Tomás se quedó solo a los quince años tras el fallecimiento de su abuela. Ante aquella situación se dirigió al único lugar que le ofrecía algo de familiaridad, el monasterio, en busca de ayuda. Un monje se ofreció a enseñarle gramática y retórica con el fin de conseguir un jerónimo más en el monasterio, pero el joven no se encontraba dispuesto a pasar el resto de su vida entre esas cuatro paredes por lo que soñaba con ganar el cielo no vistiendo estameña y a fuerza de penitencias, sino vistiendo su coraza y a golpe de mandoble. Como su padre muerto en Flandes.

El anciano jerónimo sonreía ante los sueños del mozo y viendo que era terco en sus propósitos y que nada conseguiría con sus palabras le llevó a la capilla del Evangelio, trono del Cristo y a guisa de despedida le dijo: 

–Hijo mío, tengo muchos años, y tal vez sea ésta la ultima vez que nos vemos. A esta imagen que contemplas la llama el pueblo el Cristo de las Injurias. ¿Sabes por qué? Los pecados de los hombres son injurias al Señor. Por eso lo crucificaron. Esos pecados son espinas que hacen sangrar su divina cabeza. No peques nunca si no quieres añadir una espina más a esa punzante corona. Tanta impresión le causaron las palabras del monje que nunca las olvidó.

Con las palabras del monje aún resonando en su cabeza partió de Zamora rumbo a Salamanca (14). En la ciudad del Tormes se dedicó a buscarse la vida y se hizo pícaro y trabajó para varios señores hasta que alcanzó la edad para alistarse en los Tercios que luchaban en Italia y Flandes.

Saboreó la victoria guerrera y la victoria amorosa. Por su carácter, cada vez más temible, cometió felonías y sembró desdichas a su paso. Nada hubo, ni bueno ni malo que no probara. Pero su brillante actuación en los combates no pudo borrar la maldad de sus acciones, y por su carácter pendenciero y su licenciosa vida, fue expulsado por indigno de las filas de su Tercio. No tenía treinta años y Tomás era una miserable ruina de aquel mocetón fornido y esbelto que doce años hacía que se alistara en los Tercios. El hierro enemigo y el pecado le habían cubierto el cuerpo y el alma de heridas. A pesar de ello, su corazón endurecido e incrédulo se mantenía rebelde. Sólo un milagro podría salvarlo.

En una tormentosa tarde de enero, un jinete en endiablado galope, dirigía su corcel sudoroso y babeando espuma hacia el monasterio de los jerónimos. Al llegar al pórtico, desmontó rápido y con paso decidido penetró en la iglesia.

El templo, envuelto en una espesa oscuridad, sólo rasgada por la mortecina luz del santísimo, se iluminaba a intervalos por el cegador relámpago. El desconocido caballero guió sus pasos hacia la capilla del Cristo. Se paró delante de la imagen, sombra borrosa entre las sombras, y después de contemplarla unos instantes, la increpó: ¡Cristo de las Injurias! ¡Si veo en tu corona una espina de mis pecados, creeré en Ti! 

El silencio más absoluto contestó a sus palabras. Por unos momentos pensó el desgraciado en el milagro que esperaba. Pero todo siguió igual. La lámpara continuaba en llameantes latidos luchando con las sombras que la envolvían. Una carcajada cínica y estruendosa rodó por las bóvedas de la iglesia y cuando el caballero hizo ademán de abandonar la capilla, un vivísimo y cegador relámpago iluminó la escena. Una fuerza misteriosa tiró del desconocido y su cara volviose lívida cual la imagen. Su rostro desencajado de terror vio como una espina grande, por encima de la ceja izquierda, traspasaba la piel del Señor.

Cayó de rodillas y en las sombras clamó una voz desgarradora: ¡Dios mío, ten misericordia de mi! Momentos después los monjes encontraron un joven caballero, que sin conocimiento, se hallaba tendido a los pies del Cristo… Cuando abrió sus ojos, le preguntaron quién era y qué le había pasado. Sólo les contestó: Un pecador que por mis culpas la corona del Señor tiene una espina más. Y levantándose raudo, desapareció en las sombras, dejando a los monjes llenos de estupor y asombro.

Bastantes años después de este suceso, corrió por la ciudad la nueva de que había muerto en un convento de franciscanos de Nueva España, un lego llamado Tomás, santo y humilde varón que al ser enterrado le habían encontrado una corona de espinas que circundaba su pecho.

La orden jerónima desapareció materialmente en 1835 de la provincia de Zamora dejando innumerables muestras de su aportación a la historia de la ciudad y la provincia. Participando no sólo en la construcción de edificios y patrocinando obras de arte sino también influyendo en las denominadas historias de las mentalidades o microhistorias, que no son más que planteamientos metodológicos que buscan un conocimiento holístico del pasado a través de cualquier información que pueda acercárnoslo a pesar del paso del tiempo y el constante cambio de la sociedad.

                                                                   



Tambien podemos contemplar en los jardines del Castillo de Zamora ,parte de las columnas del claustro del Monasterio de San Jerónimo





Para los que no logren localizar ,el lugar donde se hallaba este Monasterio , se acerquen al Campo de fu
fútbol ,allí veran una "Centralita eléctrica,quehace esquina con la tápia que daba cerco al Monasterio.

QUË FUÉ LA DESAMORTIZACUÓN DE MENDIZÁBAL ?

La Desamortización de Mendizábal


Juan Alvarez de Mendizabal
El día 19 de Febrero del año 1836, el entonces primer Ministro de Estado, Guerra, Hacienda y Marina (además de banquero) Juan Álvarez de Mendizábal (funcionario bajo la Regencia de María Cristina de Borbón) puso en marcha un proceso de expropiación forzosa a los bienes de la Iglesia Católica, con el objetivo de hacer frente a los elevados costes que suponía la guerra contra los carlistas y como último recurso para alimentar las maltrechas arcas públicas del estado español una vez perdidas las colonias en América. Todos aquellos bienes serían después vendidos en subasta pública para sanear las cuentas del estado.
Fue lo que se ha conocido históricamente como la «desamortización de Mendizábal».
Los bienes expropiados eran los denominados bienes de «manos muertas», pertenecientes al Antiguo Régimen y que no podían ser vendidos o repartidos, es decir, que se encontraban «amortizados» (de ahí el término Desamortización). Estos bienes eran propiedades comunales, nobiliarias o bien de instituciones eclesiásticas, cuya propiedad podía cambiar de manos mediante herencias pero con la imposibilidad de ser repartidos.
Entre las medidas que conllevó esta Desamortización de Mendizábal, ejercida mediante decretos-ley, estaba la desarticulación de toda orden religiosa que no estuviese dedicada a la caridad y la expropiación de todos sus bienes, una medida en principio social pero que no tuvo el efecto deseado, ya que el reparto de lo expropiado iba a parar a aquellos pocos adinerados terratenientes que podían pagar su precio en subasta pública. Una de sus principales consecuencias fue el fomento del latifundismo en el sur de España, al tiempo que generó unos más que insuficientes ingresos.
El espíritu de la Desamortización de Mendizábal puede resumirse en tres puntos principales, redactadas en el decreto oficial:
– El factor económico, enfocado a eliminar o al menos reducir en lo posible la Deuda Pública.
– Puesta en venta de los bienes expropiados a instituciones como la Compañía de Jesús, la Inquisición Española, monasterios, etc.

– El protectorado estatal a los inmuebles considerados como Patrimonio Histórico y Artístico.


26 de junio de 2019

HATUNPLACE

                                             Hatunplace - YSL Documental

22 de junio de 2019

21 de junio de 2019

LA SEDA



MORERA Y FRUTO Y EL GUSANO DE SEDA





La seda es una fibra natural formada por proteínas.

Según la tradición china, la historia de la seda empieza en el siglo XXVII a. C. Prosigue durante tres milenios de exclusividad durante los que China exporta este tejido precioso sin revelar jamás el secreto de su fabricación. El arte de fabricar seda se transmitió después a otras civilizaciones gracias a mercaderes, l,  monjes o diplomáticos. Una vez llega a Europa occidental a finales de la Edad Media, la producción de seda alcanza la fase de la industrialización a partir del siglo XIX. Luego sufrirá una importante decadencia,.
Su comercio es muy anterior a la apertura oficial de las rutas de la seda por los chinos. Por ejemplo, se ha encontrado en el Valle de los Reyes una momia egipcia del 1070 a. C. que tenía objetos de seda.
Primero los griegos y más adelante los romanos empezaron a hablar de los seres (‘sedosos’) a partir del siglo IV a. C. para designar a los habitantes de un lejano reino, China. Según algunos historiadores, el primer contacto de los romanos con la seda fue el de las legiones del gobernador de SiriaLicinio Craso. En el año 53 a. C., durante la batalla de Carrhae, cerca del Éufrates, los legionarios quedaron tan sorprendidos por el brillo de los estandartes del ejército parto que se dieron a la fuga.

Las principales rutas de la seda entre 500 a. C. y el 500.
Los chinos comenzaron a interesarse por expandirse hacia el oeste a partir del siglo II a. C., lo que trajo como consecuencia la apertura de la ruta de la seda. La más importante salía de Pekín y pasaba por el norte o por el sur del desierto de Taklamakán, uno de los más áridos del mundo, antes de atravesar la cordillera del Pamir. Las caravanas que tomaban este camino para cambiar seda por otras mercancías eran por lo general importantes, e incluían entre 100 y 500 personas y camellos y yaks, cada uno de los cuales podía llevar unos 140 kilos de mercancía. Llegaban a Antioquía y las costas del Mediterráneo al cabo de un año. Por el sur, una ruta secundaria pasaba por YunanBirmania y la India antes de unirse a la del Norte​
Poco después de la conquista de Egipto en el 30 a. C., se inicia un comercio regular entre los romanos y Asia, marcado por el deseo de los romanos hacia ese tejido llegado de Extremo Oriente como era la seda que les revendían los partos. Este deseo es tan grande que el Senado Romano trata sin éxito de prohibir el uso de seda, tanto por razones económicas como morales. La importación de seda china provoca importantes flujos de oro al exterior del imperio, mientras las prendas de seda se veían como un signo de decadencia e inmoralidad.
Puedo ver vestimentas de seda, si tejidos que no cubren el cuerpo, ni siquiera la decencia de un hombre, pueden llamarse vestimentas... Miserables borras de sirvienta fabricadas de modo que la evidencia del adulterio se transparente a través de ese fino vestido que y que hacen que su marido no conozca mejor que un extraño el cuerpo de su esposa.
Durante las invasiones bárbaras, la seda llega también a los pueblos "bárbaros". A modo de ejemplo, el rey visigodo Alarico I llega hasta Roma en 408 y exige unas 4000 túnicas de seda entre el tributo de oro y plata que solicita para no arrasar la ciudad.

Desde China hacia Italia


Tejido de seda de doble cara de inspiración Sasánida (león alado y árbol de la vida) principios del período islámico en Irán (Rey).
conservado en el Museo Nacional de Irán.
A pesar de que la seda era conocida en algunas regiones de Europa y en la mayor parte de Asia, China mantiene prácticamente el monopolio de la producción. Este monopolio está defendido con una ley imperial que condena a muerte a cualquiera que trate de exportar gusanos de seda o sus huevos. Sólo una expedición japonesa consiguió alrededor de 300 a. C. llevar desde el continente algunos huevos y a cuatro jóvenes chinas para que enseñasen a las japonesas el arte de la sericicultura, cuyas técnicas se introducirán más adelante de modo más eficaz con motivo de los frecuentes intercambios diplomáticos entre los siglos VII y VIII.
Desde el siglo IV a. C. se difunde la seda hacia el Oeste gracias a los mercaderes que la intercambian por oromarfilcaballos o piedras preciosas. Hasta las fronteras del Imperio romano, la seda se convierte en un patrón monetario útil para estimar el valor de diversos productos. La Grecia helenística tenía un gran aprecio por las producciones chinas e intenta implantar moreras y gusanos de seda en la cuenca del Mediterráneo. La Persia sasánida, por su parte, controla el comercio de la seda hacia Europa y Bizancio.
Hasta 552 no recibirá el emperador bizantino Justiniano los primeros huevos de gusanos de seda, que dos monjes persas habían traído desde China, ocultos en sus bastones de bambú. Bajo su protección los huevos se convierten primero en gusano y luego en capullos. La Iglesia bizantina y el Estado crean en ese momento fábricas imperiales con el objetivo de desarrollar una industria de la seda en el Imperio romano de Oriente, siguiendo las técnicas sasánidas. Estos "gineceos" disfrutan de un monopolio de derecho sobre los tejidos, pero el Imperio sigue importando seda desde otras grandes ciudades del Mediterráneo. La importancia de las técnicas bizantinas no es tanto por los procedimientos empleados como en la perfección de la ejecución y la decoración. Las técnicas de tejido se tomaron de Egipto. El oficio de semple puede aparecer en este momento, de modo aún esquemático, en el siglo V.
Los chinos pierden su monopolio en los tejidos menos evolucionados, pero conservan un significativo avance en la confección de tejidos de gran calidad que siguen fluyendo a través de Asia por las rutas de la seda.
Por esa misma época, también los persas aprenden a dominar el arte de la fabricación de la seda. Invadidos por los árabes en el siglo VII, les transmiten su secreto, que se extiende con el Islam por África y por otras orillas del Mediterráneo, como España o Sicilia, aunque en estas zonas no se desarrolla una industria importante.
Mucho más tarde, y como consecuencia de las Cruzadas, la técnica de producción empieza a extenderse a través de Europa occidental. En 1147, mientras el emperador Manuel I Comneno se ve acaparado por la Segunda Cruzada, el rey normando Roger II de Sicilia ataca Corinto y Tebas, dos importantes centros bizantinos de producción de la seda, los saquea y deporta a sus obreros a Palermo, con lo que florecerá una industria normanda de la seda. La toma de Constantinopla por los Cruzados en 1204 implica la decadencia de la ciudad imperial y de sus manufacturas​ y a partir del siglo XIIIItalia desarrolla una producción doméstica tras haber traído unos 2.000 tejedores cualificados desde Constantinopla, a la vez que algunos de estos artesanos se instalan en Aviñón para abastecer a los papas.
El repentino desarrollo de la industria de la seda en Lucca, a partir de los siglos XI y XII, se debe a la instalación en la ciudad de tejedores y tintadores judíos y griegos de Sicilia o de las ciudades próximas del sur de Italia.​ La importación de modelos chinos decayó con fuerza con la pérdida de las oficinas comerciales italianas en Oriente, pero se organizó una industria textil para satisfacer la necesidad de productos de lujo de la nueva y emergente clase social, la burguesía. Al sobrepasar con su impulso la demanda del mercado interior, las ciudades de LuccaGénovaVenecia y Florencia se convierten pronto en exportadoras a toda Europa. En 1472, existen en Florencia 84 talleres de tejido de seda y al menos 7.000 telares.

Influencias recíprocas

La misma técnica textil con la que se fabricaba la seda que consiguió dar fama a la técnica textil china se utilizaba en toda la región euroasiática utilizando diversos lepidópteros, salvajes o criados. Sin duda los chinos fueron los primeros en confeccionar tejidos de seda en la medida en que contaban con el mejor insecto productor, el Bombyx mori.
La literatura china cita una máquina para devanar seda en el año 1090. Se ponían los capullos en un baño de agua caliente; la seda salía en pequeños anillos de guía y se disponía sobre una gran bobina, de modo regular, gracias a un movimiento de vaivén.
No existe demasiada información acerca de las técnicas de hilado en China. La rueca, probablemente movida a mano, se debió conocer a principios de la era cristiana. La primera representación conocida es de 1210. Además, existe una imagen de una máquina de hilar seda movida por una rueda hidráulica de 1313.
El siglo XIII agrega a una técnica en constante evolución importantes variaciones, tan considerables que es lícito preguntarse si, al igual que en la Inglaterra del siglo XVIII, no fue la industria textil la que desempeñó el papel de motor en el progreso técnico. En ese contexto, la industria de la seda ocupa un lugar privilegiado.
Existe ya a principios del siglo XIII una forma primitiva de torcer el hilo de seda. En 1221, el diccionario de Jean de Garlande, en 1226, el Libro de oficios de Étienne Boileau enuman varios tipos de instrumentos que deben ser máquinas para retorcer. Es probable que en Bolonia se pase a usar instrumentos más perfeccionados (entre 1270 y 1280). Desde principios del siglo XIV en Lucca, numerosos documentos aluden a complejos aparatos en uso.
La devanadera, derivada de la industria de la seda, aparece en múltiples formas. La rueda para canear se extiende: aparece su primera representación en una vidriera de Chartres. La urdidora dentada sustituye a la urdidora de pared, a la vez que la rueda para bobinar de la que hay representaciones en las vidrieras de Chartres y en el fresco de la Kunkelhaus de Colonia (hacia 1300). Es posible que esta urdidora dentada también provenga de la industria de la seda: uniformizaba la urdimbre y aumentaba la longitud urdida.
Desde finales del siglo XIV, sin duda a causa de la gran crisis de mediados de ese siglo, la industria se orientó hacia técnicas más baratas, utilizando técnicas y máquinas prohibidas en general por las anteriores reglamentaciones (uso de la lana de calidad inferior, ensimajecardado, rueda, telares con varios pies...). En el campo de la seda asistimos a la expansión de los hilados hidráulicos y del telar llamado de Jean le Calabrais, que se produce especialmente en el siglo XV.

La producción francesa

Sin embargo, los tejidos italianos resultaban costosos, tanto por el precio de la materia prima como por los costes de fabricación. Los artesanos italianos no consiguen adaptarse a las nuevas exigencias de la moda francesa, que solicita tejidos más ligeros y más baratos,esencialmente para el vestido, de modo que la producción irá pasando poco a poco a manos de sus vecinos. Sin embargo, las sederías italianas seguirán estando durante mucho tiempo entre las más valoradas, sobre todo por la decoración y el tintado.
Magnanerie Mirabeau.jpg
Animada por la actividad de las ricas ciudades-estado italianas (VeneciaFlorenciaLucca) que pasaron a ser el centro del comercio de los tejidos preciosos a través de Europa, la ciudad de Lyon obtiene un estatus similar a escala francesa. En 1466, el rey Luis XI de Francia decide desarrollar una producción nacional en Lyon, pero ante las protestas de los lioneses, traslada finalmente la fabricación a Tours. Ésta tendrá un caracter marginal. El objetivo en aquel momento era reducir un comercio con Italia que ocasionaba anualmente la salida de entre 400.000 y 500.000 escudos de oro.​ Sólo en tiempos de Francisco I, hacia 1535, se concede una licencia a dos comerciantes, Étienne Turquet y Barthélemy Naris, para desarrollar la sedería en Lyon. En 1540, el rey concede el monopolio de la producción de seda a la ciudad de Lyon. Desde el siglo XVI, la ciudad se convierte en la capital europea de la seda. Una vez se va consolidando la producción lionesa, poco a poco irá dejando los orígenes orientales para desarrollar un estilo propio y colorista en el que destaca el uso del paisaje. Miles de obreros, los "Canutos", trabajan en esta floreciente industria. A mediados del siglo XVII, se utilizan en la ciudad más de 14.000 telares, que alimentan además a un tercio de la población.​
La sericicultura tuvo un gran auge en Provenza en los siglos XVIII y XIX, que duró hasta la Primera Guerra Mundial. El trabajo a domicilio, las tareas de hilado y el tratamiento de la seda dieron empleo a mucha gente y proporcionaron unos ingresos complementarios a los campesinos.

La seda en España

Hubo una importante producción de seda en la zona mediterránea española (Valencia y Murcia) a partir del siglo XV.​ Continuó siendo una industria importante durante la Edad Moderna, con un auge en el siglo XVIII, y en la Contemporánea, modernizándose el proceso de producción a mediados del siglo XIX, intruduciéndose sederos franceses (Boix Jacquet en Gandía, 1865, luego comprado por Lombard). La crisis de muchos sectores industriales que no pudieron competir con el mercado internacional produjo su decadencia a partir del último cuarto del siglo XX.

Los inicios de la Revolución industrial


Los inicios de la Revolución industrial están marcados por el florecimiento de la industria textil, que experimentó un notable progreso, en especial la industria algodonera en Gran Bretaña. En esa época, existen a menudo distorsiones entre los distintos estadios de la fabricación y que llevaron a innovaciones complementarias. Por ejemplo el hilado avanzó más rápidamente que el tejido.
La industria de la seda no aprovecha las grandes innovaciones en el terreno del hilado, puesto que la seda es por sí misma un hilo. La fabricación de brocados de seda, de oro y plata es una operación larga y delicada, cada color del motivo debe introducirse en su propia lanzadera. En los siglos XVII y XVII, se suceden los intentos de simplificación y de racionalización de la fabricación. Para la seda aparece la máquina de tarjetas perforadas de Bouchon y Falcon que fue perfeccionada por Jacques de Vaucanson en 1775. Más tarde Joseph-Marie Jacquard llevó a cabo la síntesis entre los telares de Falcon y Vaucanson: introdujo el desarrollo mecánico de la serie de rectángulos de cartón que había ideado, casi un siglo antes Falcon.​ Así a partir de 1801 el trabajo de tejido de las telas bordadas se mecaniza. El mecanismo de su máquina llega incluso a automatizar la realización de los dibujos gracias a tarjetas perforadas.
El invento sufre casi inmediatamente la denuncia de los trabajadores que le achacan que provoque paro, pero acaba imponiéndose a partir de 1806. En 1834, se cuentan 2.885 telares de ese tipo en la ciudad de Lyon.​ En 1831, la revuelta de los Canutos anticipa los grandes movimientos obreros de la Revolución industrial. Los Canutos ocupan rápidamente la ciudad que sólo pudo ser recuperada tras una sangrienta represión por parte del Ejército, dirigido por el mariscal Soult. Una segunda revuelta acabó con idéntico fracaso en 1834.

El declive de la seda europea[editar]

En 1845, aparecen las primeras enfermedades del gusano de seda. Entre ellas, hay que mencionar la pebrina​ (a causa de las manchitas negras parecidas a la pimienta de que se cubrían los gusanos enfermos), causada por la microsporidia Nosema bombycis, la grasería causada por un virus, la flageria causada por diversos virus y bacterias y también la moscardina debida a un hongo. La epidemia se extiende y tras afectar a los gusanos, otros virus afectan a las moreras. Se confía al químico Jean-Baptiste Dumas, Ministro de Agricultura, la tarea de solucionar la epidemia. Ante los llamamientos de auxilio de los sericicultores, confía a Louis Pasteur la tarea de estudiar la epidemia a partir de 1865, y este último dispone diversos métodos de prevención de las enfermedades que permiten enfrentarse a la crisis. Al ser la enfermedad hereditaria y contagiosa, ordena el aislamiento de las hembras enfermas y de los huevos infectados.
Sin embargo, el elevado precio de los capullos y la mengua en la importancia de la seda en la vestimenta burguesa del siglo XIX acarrean el declive de la industria de la seda en Europa. La apertura del Canal de Suez en 1869 y la escasez de la producción de seda en Francia, reducen en Europa el precio de las importaciones de la seda procedente de Asia, en especial de China y Japón que inicia su industrialización.
A partir de la Gran Depresión de 1873 la producción lionesa se industrializa del todo y los telares manuales tienden a desaparecer. Finalmente, en el siglo XIX los determinantes progresos de la industria textil llegarán de la mano de la química, en especial en lo relativo al tintado: síntesis de la anilina para elaborar fucsina, de la quinina para el índigo. En 1884, el conde Hilaire de Chardonnet inventa la seda artificial y construye en 1891 una fábrica dedicada a la producción de seda artificial, más barata, que sustituye en parte a la seda natural.

La seda en nuestros días[editar]

Tras la crisis en Europa, la modernización de la sericicultura en el Japón convierte a este país en el principal productor mundial. Italia consigue reponerse a la crisis, pero no sucede lo mismo con Francia. Los países de Asia, en otros tiempos exportadores de materia prima (capullos y seda gregia) pasan a ser progresivamente elaboradores de productos terminados.

Fábrica de seda en Khotan, China en nuestros días.
Tras la Segunda Guerra Mundial, fibras químicas como el nylon redujeron aún más el uso de la seda en el mundo, aunque siga teniendo un gran aprecio como producto de lujo en la confección de ropa. Con la reciente apertura económica, China se ha convertido en el principal productor mundial. En 1996, producía 58.000 toneladas (sobre una producción mundial total de 81.000), seguida de India (12.384 toneladass). La producción japonesa ha pasado a tener una importancia marginal (2.579 toneladas). Entre 1995 y 1997, la producción china se redujo en un 40% con el objeto de que los precios volvieran a subir, lo que hace planear la amenaza de la escasez.28
La demanda mundial de seda durante los años 1990 sigue siendo escasa si exceptuamos algunos mercados como la India y el Reino Unido. La imagen del producto se ha resentido por los tejidos de seda de gama baja difundidos a través del mundo, antes de que mejore progresivamente. Sin embargo, la economía de la seda sigue siendo ampliamente dependiente de algunos grandes países consumidores, como India y Japón.





                                             EN ESPAÑA ( VALENCIA )

                                                             
                                                         https://youtu.be/R_YzZQQYs-M




https://youtu.be/GGKym9V55eU









                                                  https://youtu.be/jn4AnCLvZ8g