Yo vi el cansancio en sus ojos
al final de la jornada,
también vi su fortaleza
y ternura en su mirada.
Su hermosura y su grandeza
en mi alma quedó impregnada,
escondía sus tristezas
porque en mí siempre pensaba.
Festejaba mis progresos
c on abrazos y caricias,
y me envolvía con sus besos,
apartando la injusticia.
Con el tiempo descubrí
el valor de sus consejos,
con mi madre yo aprendí
la importancia del respeto.
Cada una de sus palabras
las guardo en el corazón,
en mí quedaron grabadas
¡y son una bendición!
PARA TÍ ,MADRE QUERIDA.