CASCADA EN CERVO (LUGO ) Tierras gallegas elaboradas con ideas de nuestro tiempo”. Bajo este lema se resume la identidad de Sargadelos, desde que Antonio Raimundo Ibáñez pusiera en marcha a principios del siglo XIX la iniciativa de convertir las ricas arcillas gallegas en innovadoras lozas decoradas. Sería ya entrado el siglo pasado cuando Sargadelos culminara su proyecto, añadiendo al caolín otra materia prima propia: la cultura gallega, renovando los motivos, las formas y los colores genuinos. Con esas mismas tierras, cultura y tradicción de siempre, la empresa continúa pujando en el mundo actual con nuevas ideas que conjugan uno de los proyectos más vitales de nuestro tiempo. 1806-1809FundaciónA Cerámica de Sargadelos xurdiu da iniciativa ilustrada de Antonio Raimundo Ibáñez nos primeiros anos do século XIX, coa inauguración dunha fábrica de louza nesa parroquia do concello de Cervo (Lugo) no ano 1806. Nado na bisbarra asturiana dos Oscos, o 17 de outubro de 1749, Antonio Raimundo Ibáñez foi unha figura senlleira da nosa primeira industrialización. A súa personalidade emprendedora levouno, desde a súa mocidade, a desenvolver actividades innovadoras, como a explotación de roteiros comerciais entre Ribadeo e Cádiz ou o Báltico, coas que puido constituír a "Real Compañía Maritima" en 1788. Investindo os capitais acadados, e contando coa protección en Madrid de Godoy, primeiro ministro de Carlos IV, foi quen de erguer unha potente siderurxia no lugar de Sargadelos, e de asegurar a súa viabilidade cun contrato do Estado para producir municións no ano 1794. Ademais, dos seus altos fornos saíron moitos dos canos, cadeas, rodas hidráulicas, útiles de cociña e demais ferramentas das empregadas na España do século XVIII. E mesmo chegaron a crearse fermosos conxuntos escultóricos, fontes públicas e balaustres decorativos que aínda se poden recoñecer nalgunhas cidades galegas. Pouco tempo despois, engrandeceu a súa obra coa creación da fábrica de louza, que comezou as primeiras probas no ano 1806. O proxecto permitiulle a Raimundo Ibáñez desenvolver o seu gusto refinado polas artes plásticas ao mesmo tempo que aproveitar a oportunidade de mercado que supuxo o cesamento das importacións de louzas "Bristol" inglesas. A prol desta iniciativa, tivo parte da súa infraestrutura siderúrxica e, sobre todo, a calidade sobresaínte dos xacementos de caolíns existentes nas proximidades de Sargadelos. IndustriaA produción cerámica é a principal actividad de de Sargadelos dende que, no S. XVIII,Antonio Raimundo Ibáñez foi quen de pór en marcha o seu emprendemento industrial na Mariña luguesa. As producións de Sargadelos sobresaen polo orixinal deseño e o coidado con que son fabricadas cada unha das súas pezas. Todas as súas vaixelas, figuras e xoias de porcelana dura están decoradas e rematadas a man antes de saíren dos fornos das súas factorías no Castro, Sada (A Coruña) e Sargadelos, Cervo (Lugo).
Mariña Occidental. Población en 2010: 4.595 personas según el INE. En 1995 Burela se separó del ayuntamiento de Cervo Industria:
EN CERVO SE HALLA LA FÁBRICA DE CERÁMICA "SARGADELOS"
La he visitado personalmente y quedé fascinada por la ubicación,(,rodeada de abundante vegetación),
,instalaciones y exposición de piezas magníficas,a la vez de personal muy atento y muy profesional
Diseño
Las porcelanas de Sargadelos se distinguen por la
originalidad de sus diseños, inspirados en motivos y formas tradicionales de la cultura gallega. Todas las creaciones de Sargadelos son reconocibles por sus colores propios, tipografía genuina y moldes exclusivos, fruto del talento de artistas gallegos tan sobresalientes como Luis Seoane e Isaac Díaz Pardo. Xosé Vizoso, junto con Xosé Díaz, fueron los primeros diseñadores que tuvo el nuevo Sargadelos bajo las ideas de Seoane y la supervisión y el saber hacer de Díaz Pardo para alcanzar la eficacia en sus diseños, concibiendo, proyec tando y realizando formas basadas en una necesaria búsqueda de información que otorgue significado y sitúe en el tiempo las obras desarrolladas. Incorporaciones posteriores como Rosendo Díaz, Carlos Silvar, Pepe Blanco, entre otros conforman hoy un equipo fiel al lema "tierras gallegas elaboradas con ideas de nuestro tiempo". Además, Sargadelos siempre estuvo abierta a colaborar con artistas de prestigio, desde las primeras formas de Souto, Colmeiro, Castelao, Maside, Laxeiro, en los años 1950/60, pasando por las de otros gallegos más jóvenes como Acisclo, Caruncho, X. Quessada, Silverio Rivas, Ignacio Basallo, Jorge Barbi, Xavier Toubes, Correa Corredoira, Francisco Leiro o Antonio Murado; pero también de figuras internacionales de fuera de Galicia, como Hernández Pijuán, Erik Varenkan, Norman Trapman, Oteiza, o de ceramistas como María Bofil, Arcadio Blasco, Enrique Mestre, Luis Castaldo y Ángel Garraza, entre otros muchos, que aportaron sus conocimientos en colabo raciones, experiencias de talleres y seminarios, adaptando algunos de ellos, sus creaciones a nuestras formas propias y la manera de trabajar de los talleres de Sargadelos. |
Antonio Raimundo Ibáñez, notable enciclopedista de familia hidalga de escasos recursos, dedicado desde muy joven a negocios de importación y exportación, introdujo inovaciones tecnológicas para sus fábricas. Asentado en Ribadeo, inició una industria siderúrgica,y en el año 1806 creó conjuntamente una manufactura de cerámica que estuvo en sus primeros tiempos dedicada a la fabricación de loza fina para vajillas con estampación e influida de la loza inglesa, en aquel tiempo muy valorada. En 1808, tras el éxito de la inauguración de la fábrica de cerámica, Carlos IV le condecoró con la Cruz de Carlos III, otorgándole los títulos de marqués de Sargadelos y conde de Orbaiceta.
Como consecuencia de la guerra de la Independencia y sus sucesos revolucionarios, Antonio Raimundo Ibáñez fue asesinado el año 1808, sucediéndole en el cargo de la fábrica su cuñado Francisco Acevedo, quien contrató para la dirección de la misma al portugés Antonio Correa de Saa.
A partir de esta nueva dirección la fábrica produjo un tipo de cerámica decorada con filetes en rojo y azul y escudos en oro. Correa decidió en 1829 montar su propia fábrica por lo que la dirección de Sargadelos recayó en esa fecha en Hilario Marcos. Las vajillas de ese tiempo eran realizadas en blanco, sin ser posible la competencia con las piezas inglesas, deseo de su fundador. Al pasar la propiedad de la fábrica a José Ibáñez por la muerte de su padre en 1832, se formó una sociedad con el sevillano Antonio de Tapia con el fin de emprender de nuevo «la fabricación de loza fina», contratándose como director al inglés Richard, cargo que ejerció hasta 1842. Durante este tiempo murió prematuramente José Ibáñez y su viuda debió ponerse al frente ya que su hijo era menor; debido a la débil situación económica de la empresa tuvo que arrendarla en 1845.
La fábrica de cerámica pasó por cuatro etapas, cada una con sus características, cerrándose definitivamente en 1875. En el último tercio del siglo XX resurgió la manufactura de cerámica en Sargadelos, ocupando edificios nuevos y respetando las ruinas antiguas como conjunto Histórico–Artístico, nombramiento que le fue dado en 1972
Los comienzos
Ibáñez contó en primer lugar con la materia prima necesaria que se encontraba además muy cercana: arcillas, caolines, leña, cursos de agua. Tenía además muy próximo el puerto de San Ciprián para enviar desde allí los productos a lugares lejanos, imitando así la iniciativa inglesa.La creación de la fábrica de cerámica en 1806 supuso un nuevo sistema de producir, introduciendo el proceso mecánico que vendría a sustituir la pieza hecha a mano, con lo que se intentaba además abaratar los precios. La pintura a mano fue sustituida igualmente por el moderno sistema de estampación, importado de Bristol (Inglaterra). Los objetos se hicieron en loza fina, un producto intermedio entre la loza y la porcelana, un material duro y ligero a la vez, de paredes delgadas con cocción entre 1.100 °C y 1.200 °C. Tras la cocción el color resulta blanco y es entonces cuando se le aplica un barniz de plomo. Este sistema se diferencia de la loza en que en lugar de añadir arena a la pasta se añade sílice, feldespato, caolín y calcio, obteniendo resultados diferentes según las cantidades añadidas. Sobre esta pasta se superpone el estampado cuya técnica habían perfeccionado en 1761 John Sadler y Guy Green, en la fábrica de Liverpool.[6]
Primera época 1806-1832
En 1806 Antonio Raimundo Ibáñez consiguió del Gobierno un privilegio exclusivo para la explotación de las minas de cuarzo descubiertas hasta la fecha y para las que estuvieran aún sin descubrir. De este modo tuvo asegurada la materia prima para la fábrica de loza, que había comenzado su andadura ese mismo año, paralela a la ya existente de fundición. El complejo fabril constaba de dos patios, varios hornos, oficinas, máquinas para romper las rocas y un molino para los barnices.El primer director, Juan Antonio Pérez estuvo al frente de la fábrica un año. Después, en 1807, le sustituyó el portugués José Antonio Correa de Saa, con la experiencia de haber dirigido la fábrica de Vale da Piedade. Correa de Saa se mantuvo al frente hasta 1829; en este año pasó a ser el director Hilario Marco cuya gestión duró hasta 1832, cuando fue necesario cerrar la empresa.
En 1809 había muerto Antonio Raimundo Ibáñez y la dirección administrativa había pasado a su cuñado Francisco Azevedo (escrito con zeta). Fueron años difíciles y de apuros económicos, con un almacén de piezas sin vender, aunque hubo un cierto movimiento gracias a los encargos recibidos desde La Coruña, Ferrol, Rías Bajas, Vizcaya y Castilla. En esta época todavía no se estampaba la corona real en las marcas, aunque a la fábrica se la empieza a llamar Real Fábrica. Se cree que el título lo autorizó Fernando VII desde el exilio.
A Francisco Azevedo le sustituyó en 1832 el hijo del fundador José Ibáñez que se vio obligado a cerrar, dadas las circunstancias económicas desfavorables.
El proceso de fabricación fue de loza común, algo más fina para las vajillas en blanco con un ligero tinte azulado y un cuarteado característico que es el resultado de la diferencia entre el punto de cocción de la pasta y el esmalte. Para la forma se utilizaron moldes de yeso. Una de las piezas más características fue el florero de dedos, siendo también muy apreciados los otros floreros de peces y árboles cuyos ejemplares supervivientes se encuentran en colecciones particulares de Galicia y en los museos de La Coruña, Lugo y Pontevedra. También se fabricó el jarrón de jardín con pedestal inspirado en la cerámica de la fábrica de Wedgwood así como las jarras de peregrino. Los botes de farmacia estaban decorados con relieves y tenían un pequeño estrechamiento en el centro.
También corresponde a esta época el relieve que representa la defensa del parque de Monleón en Madrid, que el propio Ibáñez dedicó a Fernando VII y que se conserva en el Museo Arqueológico Nacional más la serie del Apostolado, más los relieves que representan héroes de la Independencia y bustos de hombres célebres de la Antigüedad que adornan el pazo de Antonio Raimundo Ibáñez.
Segunda época 1835-1842
Tras los dos años de inactividad se reabrió la fábrica cuando José Ibáñez consiguió un socio capitalista en la persona del empresario sevillano Antonio de Tapia y Piñeiro. El director técnico fue el francés Richard que consiguió formar una plantilla de profesionales venidos de otros puntos de la península. Cuando José Ibáñez murió en 1836 quedó al frente del negocio su viuda Anita Varela. Fue época de ampliaciones con nuevos hornos y molinos; incluso se construyó una nave para estampados.Tercera época. Época de esplendor 1845-1862
Una vez más la situación económica obligó a cerrar la fábrica en 1842. A partir de 1845 bajo la gestión del nuevo arrendatario Luis de la Riba de Santiago de Compostela, la empresa tomo un nuevo rumbo y llegó a contratar a numerosas familias que permitieron crear grandes cantidades de piezas de buena calidad tanto estética como de técnica y se llegó a fabricar algunas vajillas reales para Isabel II —parte de las cuales se exhiben en el Museo de Pontevedra—, este período tuvo como director a Edwing Forestier y un grupo de ceramistas ingleses llegados en 1847 desde Staffordshire. Las vajillas eran de loza fina pero de gran dureza llamadas de «pedernal» de estilo isabelino. En esta época la fábrica daba trabajo a mil familias; poseía trescientos pares de bueyes y veintidós buques de cabotaje, fue el momento de máximo esplendor de que gozó la fabricación de esta cerámica.En estos años se trazaron los paseos llamados Paseo de la Presa y Paseo de los Enamorados. Con la elevación de la presa se consiguió una mayor caída de agua. El uno de abril de 1848 se inauguró la carretera que unió las fábricas con el cercano puerto de San Ciprián.
La transparencia de este barniz permitía ver con la máxima claridad el dibujo impreso además de darle un brillo especial. La decoración más frecuente en esta época en Sagardelos fue la llamada de «góndola», que consiste en un dibujo paisajístico, en el que el primer término esta formado por una balaustrada con un gran jarrón, tras el que se ve un río con una góndola; el fondo está compuesto por unas colinas con arquitecturas y árboles; otras decoraciones presentaban cisnes, pavos reales, o temas chinescos. Los colores empleados fueron, el negro, el violeta, el rojo, el verde y el azul cobalto claro. Otro tipo o serie fueron las decoraciones de «lozas iluminadas» que consistía, que una vez realizada la estampación se policromaban las piezas a pincel. Los temas más numerosos en este caso, fueron los florales en rojo, verde, amarillo y azul. En las jarras y piezas altas se hacía la decoración en la parte abombada y si el cacharro tenía tapa, ésta iba también decorada.
Hubo otra innovación de mucho éxito que fue la serie llamada china opaca, a imitación de la inglesa flown blue. Consistía en manipular la plancha del estampado para que el dibujo quedase ligeramente corrido o desenfocado, dando así un aspecto enigmático. El tema era siempre chinesco.
Las piezas de tipo popular que tanto éxito habían tenido en la etapa anterior no se perdieron y siguió la fabricación de las jarras Mambrús, y las figuras de macacos sentados, osos, perros, patos, palomas etc con los que se fabricaban también palilleros y salseras. Otras obras eran pequeñas pilas para el agua bendita, tinteros o centros de mesa. Se fabricaron además objetos que dejaron de tener utilidad con el paso de de más de un siglo, como los aguamaniles, escupideras, orinales y pediluvios.
La empresa volvió a la dirección de la familia Ibáñez en 1862, a partir de entonces sufrió una decadencia hasta llegar a su cierre definitivo en 1875.
Cuarta época 1870-1875
En 1862 terminó el contrato con Luis de la Riba, después de lo cual transcurrieron unos años sin actividad. En 1870 volvió a abrir la fábrica Carlos Ibáñez Varela, ingeniero de minas y nieto del fundador, pero a los cinco años se cerró definitivamente y sus instalaciones fueron desmanteladas hasta tal punto que no dejaron rastro.Durante estos cinco años las piezas salieron con los mismos dibujos y estampaciones aunque desapareció la china opaca y resurgieron las vajillas de la primera época, blancas y fileteadas de azul y verde.
- Las marcas
Siglos XX y XXI
En pleno apogeo de producción, en 1955 Díaz Pardo hizo un viaje a Argentina donde se encontraba un grupo de artistas e intelectuales españoles exiliados: Luis Seoane, Andrés Albalat (arquitecto) y Fernando Arranz entre otros. Juntos crearon el Laboratorio de Formas, una iniciativa encaminada a recuperar y estudiar las formas cerámicas de tiempos pasados y las que perduraban todavía en aquellos años. Como consecuencia de estos estudios y proyectos, fundaron una fábrica de porcelana en la ciudad de Magdalena, ubicada al este de la provincia de Buenos Aires, a unos 100 km de la capital. La fábrica se llamó La Magdalena. Fue un proyecto muy moderno, con una ordenación de trabajo circular pues los obreros cambiaban de cometido aprendiendo todas las fases del proceso de fabricación, e incluso tomaban parte en los diseños. Cerró sus puertas y actividad en 1980.
- Sargadelos
Comenzó la nueva época fabricando servicios de mesa y piezas de decoración, empleando como colores básicos el azul y el marrón dorado, incorporando el rojo en las piezas muy especiales pues el proceso de este color encarecía el producto. Se dio importancia a las formas clásicas incorporando además nuevas formas vanguardistas salidas del estudio de Laboratorio de Formas y diseñadas por Luis Seoane. Tuvieron especial interés los retratos de personajes célebres de las letras y el arte, tanto en forma escultórica como en jarras Mambrú. La primera de esta serie fue la obra dedicada a Rosalía de Castro seguida por Antonio Machado, León Felipe, Castelao, Unamuno, Valle Inclán y Pérez Galdós y el pintor Picasso. Personajes del medioevo como el maestro Mateo, el obispo Gelmírez o la popular heroína, María Pita. En otro momento salió la serie fauna con reproducciones de toda clase de pájaros propios de Galicia, gatos, vacas, etc.
Otra serie que tuvo una aceptación popular y de gran éxito fue la de los amuletos, figuras pequeñas para colgar del cuello, cada una con su leyenda particular, inspiradas en las historias de las meigas y la forma de defenderse de sus hechizos.
Las joyas de Sargadelos fueron también muy apreciadas en su combinación de plata y cerámica; se fabricaron sortijas, pulseras, dijes, collares, pendientes, etc.
En 1988 se instaló un museo donde está expuesto todo el material recuperado de las antiguas fábricas de fundición además de la zona dedicada a la cerámica española y en especial a la cerámica de Sargadelos de cada época.
Dependiendo económicamente de la fábricas de Sargadelos y de Castro se puso en marcha una editorial llamada Ediciós do Castro; un museo de arte contemporáneo situado en Sada, llamado Museo Carlos Maside; un centro de comunicación que recibe el nombre de Instituto Galego de Información; el Seminario de Estudos Galegos. Para la difusión de la cerámica existen las Galerías Sargadelos distribuidas por toda Galicia, Madrid y Barcelona.
http://www.sargadelos.com/tiendaonline/es/productos/category/37/vajillas/relieve
http://www.galeriasargadelos.com/tienda/es/Sargadelos
CERÁMICA ANTIGÜA DE SARGADELOS
TALLER DE TENDENCIAS CERÁMICAS
Su objetivo es situar a Sargadelos en la vanguardia tecnológica y del diseño artístico, conectándola con la tendencia y las evoluciones del sector.
Desde 1972 se han celebrado en las instalaciones de la fábrica de Sargadelos (Cervo) los “Encuentros Internacionales de Experiencias Cerámicas” que reunían durante el mes de agosto en sus instalaciones a alrededor de 50 participantes. Su procedencia y experiencia era muy dispar, e incluso se aceptaban solicitudes que no presentaban ningún tipo de vínculo con el sector cerámico o del vidrio, ya que también se han realizado investigaciones en otros campos.
En el año 2006 se revisan sus objetivos y su organización. En primer lugar se cambia su denominación por la de Taller Internacional de Tendencias Cerámicas. Con este cambio se le da un carácter más especializado. Se aspira a que estos encuentros, ahora de 21 días, sirvan como punto de unión e intercambio de experiencias, tanto entre los participantes como para la propia fábrica.
En el Taller Internacional de Tendencias Cerámicas se ha implicado a las tres universidades gallegas a través de un centro de cada una de ellas: Escuela de Diseño Industrial (A Coruña), Bellas Artes (Pontevedra) y el Instituto de Cerámica (Santiago de Compostela).
Con el nuevo modelo se han reducido las plazas. Así el último año han sido 24 los participantes, gracias a lo cual se han logrado sesiones de trabajo más dimensionadas y productivas.
O señor Benjamin foi por riba dos seus requisitos para axudarme co meu préstamo que empregou para ampliar o meu negocio de farmacia, eran xoias simpáticas, profesionais e absolutas para traballar. Recomendaré a calquera persoa que busque préstamo para contactar. Lfdsloans@outlook.com.WhatsApp ... + 19893943740.
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