:Lucia ,Jesus MasanaAngelina: agutierrezmasero@ yahoo.es;Vincent Correcher ;vagarne

19 de diciembre de 2023

REFLEXIÓN

¿Cuál es el lugar del ser humano en el Universo? La Antigüedad veía al mundo como una casa de tres plantas: arriba el cielo, morada de Dios y de sus ángeles, bajo la tierra el reino de los muertos, y en el medio la tierra poblada por las plantas, animales y los hombres. En semejante universo, la importancia del ser humano parecía obvia. Situado entre el mundo divino y el mundo creado, el ser humano estaba llamado a ser el mediador entre ambos. La ciencia moderna transformó radicalmente esa manera de ver. Perdidos en un pequeño planeta que gira alrededor de una estrella entre miles de millones, en una galaxia media en un universo en continua expansión, la pretensión de atribuirnos un lugar central en el orden de las cosas parece tener algo desmesurado, hasta aberrante. Pero he aquí que el hombre bíblico, podía tener la misma experiencia. En el salmo 8, alguien mira el amplio cielo nocturno, poblado de estrellas, y de sus labios sale un grito espontáneo: «¿Qué es el hombre para que te acuerdes en él, el hijo de Adán para que te ocupes de él?» (v. 5). La inmensidad del universo tenía, pues, algo abrumador para él también. En el versículo siguiente, sin embargo, el salmista vuelve a encontrar su aplomo en una convicción que le viene de la fe: «Lo has hecho poco menos que un dios.» El lugar del ser humano en el universo procede en último término de una relación con la Fuente de toda vida. Dios no lo ha escogido por ser el más impresionante de los seres; en sí, frágil y pequeño, el hombre es, en efecto, poca cosa. Su grandeza no procede de sus cualidades, sino de la llamada divina: Dios lo ha elegido «dándole el mando sobre las obras de sus manos» (v. 7). Aquí encontramos otro problema. La palabra «dominar» puede tener connotaciones negativas. ¿Acaso tienen derecho los seres humanos, el deber incluso, de imponer su voluntad al conjunto de la creación? ¿No es acaso esa explotación desenfrenada de la tierra por la humanidad la que ha creado tanto daño y cuyas consecuencias sufrimos? El verbo traducido por «dominar» se refiere en primer lugar a la actividad de un rey. Y en Israel, el rey no tenía como tarea la de oprimir al pueblo, sino asegurar la justicia y la paz en la sociedad. Debía utilizar su poder de tal modo que los poderosos no aplastasen a los débiles, para que la armonía reinara entre los distintos grupos. De igual modo, el papel de los humanos se presenta en la Biblia como el de emplear sus dones de inteligencia y de creatividad para hacer el universo más habitable para todos los seres. Y en esa búsqueda de la paz cósmica, deberán comenzar por la paz interior que tiene su origen en su comunión con Dios, Fuente de paz. De otro modo, sólo proyectarían sus propias divisiones en el mundo a su alrededor.