:Lucia ,Jesus MasanaAngelina: agutierrezmasero@ yahoo.es;Vincent Correcher ;vagarne

18 de marzo de 2018

EL CICLO VITAL







Embriones y dignidad humana




Es una evidencia científica actualmente que la vida comienza en el momento de la fecundación. El cigoto(embrión unicelular) constituye una nueva realidad biológica, distinta a la de sus progenitores. El nuevo ser humano ha heredado 23 cromosomas del padre y otros 23 de la madre. Su identidad genética es únca e irrepetible.</p> <p>El cigoto es la primera realidad corporal de la vida humana, de cada individuo de nuestra especie. Es, como ha sido señalado por algún científico, “el punto exacto en el espacio y en el tiempo en que un individuo humano inicia su propio ciclo vital”</p> <p>• Como ha escrito el Profesor Jouve, catedrático de genética:” cada vida humana es una vida única, perteneciente a la especie Homo sapiens, sin saltos cualitativos desde la fecundación hasta la muerte, por lo que el embrión y el feto(las primeras etapas de la vida) son biológicamente comparables al recién nacido y al adulto. Se trata del mismo ser, la misma persona, de la que lo único que los diferencia es un factor temporal, que no debe convertirse en determinante para establecer diferentes categorías en un mismo individuo”</p> <p>Todos los científicos así como los manuales de embriología,genética...afirman de forma rotunda que el embrión es un individuo humano desde el momento de la fecundación</p> <p>• La célula es definida por la Biología Celular como unidad de vida. El cigoto humano(embrión unicelular) es, por ello, unidad de vida y en cuanto portador en su genoma de secuencias Alu(específicas de la especie humana) es vida humana. Pero esta afirmación(cierta para el cigoto) también se puede aplicar a cualquier otra célula del ser humano. Entonces … ¿qué hace al cigoto diferente a las otras células?. La diferencia radica en que el cigoto es una célula totipotente,así como los blastómeros del embrión temprano hasta que tiene 8/16 células(las demás células</p> <p>son pluripotentes o mutipotentes)</p> <p>• El cigoto(célula totipotente) es la única que “contiene” en sí misma todas y cada una de las estructuras que constituyen al individuo de la especie humana. Si se permite su desarrollo se irán generando todas las estructuras que integran al individuo. A lo largo de dicho desarrollo no existe ningún cambio sustancial, ningún cambio cualitativo, ningún “antes y después”</p> <p>• El individuo que se generó tras la unión de los gametos se mantiene hasta su muerte, es siempre el mismo individuo que irá mostrando diferentes aspectos a lo largo de su vida, pero su genoma será siempre el mismo que se constituyó en la fecundación.</p> <p>Frente al cigoto nos encontramos ante un individuo de la especie humana en estado unicelular. Todas las estructuras están “contenidas” en el cigoto y en él existe vida humana en acto(no en potencia, como argumentan algunos)</p> <p>• El embrión no es un conglomerado indiferenciado de células sino algo que existe y obedece a un proyecto continuo de vida. Tras la primera división celular del cigoto se genera un embrión de dos células y cada una tiene ya un compromiso de diferenciación distinto(de una surgirá la placenta y de la otra las células madre y las tras capas embrionarias). Por tanto: desde la primera división celular existe un compromiso de diferenciación distinto. Se puede concluir, por tanto, que el embrión en sus primeras fases de desarrollo no es un grupo indiferenciado de células.</p> <p>• Y una vez iniciada la vida humana, ésta posee un valor especial concretado en el reconocimiento de su “dignidad”(por estar dotada de unas características muy especiales que la diferencian y la elevan por encima de todos los demás seres de la naturaleza)</p> <p>• El nuevo ser(fruto de la fecundación) es ya vida humana y, por ello, vida personal.</p> <p>No se es persona por manifestar determinadas cualidades personales, sino que estas se manifestarán porque se es persona. Un error grave es asociar la existencia de vida humana personal con la manifestación de algunas de sus características. Cuando una persona duerme, está en coma o anestesiada … sigue siendo persona aunque no exprese sus facultades cognitivas.</p> <p>Negar la condición de persona se ha utilizado para justificar aberraciones: esclavitud, eliminación de seres humanos(judíos…) y actualmente el aborto o la manipulación de embriones</p> <p>Dicho de otra manera: en los períodos iniciales de la vida puede no aparecer claro el elemento racional del vivir humano,que distingue a este de otros seres.Pero ser racional no consiste en manifestarse racionalmente sino en tener la capacidad racional,que puede o no manifestarse.</p> <p>La racionalidad va aneja al hecho de ser un individuo de la especie humana.Por tanto,el único criterio válido para determinar si es digno de respeto consiste en averiguar si es un ser humano vivo(fácil de comprobar hoy).</p> <p>Se puede afirmar,por todo ello,que el hombre es un ser especialmente digno de atención y respeto por ser racional...con independencia de su estado de desarrollo,capacidad intelectual,envejecimiento,salud o enfermedad</p> <p>• Por tanto y a modo de resumen: El embrión en la fase de cigoto es un ser humano porque:1/ es un organismo nuevo,2/ pertenece a la especie biológica humana,3/ es un organismo programado y 4/ su crecimiento y desarrollo ocurre de modo coordinado, continuo y gradual.</p> <p>Y … ¿cómo un individuo humano no sería una persona humana?. El ser humano “es” persona en virtud de su naturaleza racional. No “se convierte en” persona por la posesión de ciertas propiedades, del ejercicio efectivo de ciertas funciones. Lo importante para el reconocimiento del ser persona es la pertenencia(por naturaleza) a la especie humana racional, independientemente de la manifestación exterior de ciertas características. No se es “más o menos persona”.</p> Por tanto: la ciencia y la filosofía afirman que el embrión es un SER HUMANO y una PERSONA HUMANA(y de ahí su dignidad, que no admite ser destruido ni manipulado, como si sólo se tratara “de unas cuantas células”) ·

GIVENCHY





                                 
Hubert de Givenchy
Diseñador de moda


Hubert James Marcel Taffin de Givenchy, más conocido por Hubert Taffin de Givenchy o Hubert de Givenchy fue un destacado diseñador de moda francés. Philippe Venet fue su pareja durante 60 años. Wikipedia
Fecha de nacimiento: 21 de febrero de 1927, Beauvais, Francia
Fecha de la muerte: 10 de marzo de 2018







Hubert de Givenchy y Audrey Hepburn, una historia de amor

Este año se cumplen 61 de 'L’Interdit', el perfume que el modista creó para la actriz. Con motivo de la muerte del diseñador, repasamos su relación, una de las amistades más bonitas de la historia.


Hay amistades que traspasan los límites del tiempo. La de Hubert de Givenchy y Audrey Hepburn es una de ellas. De esas que calan en la memoria de la humanidad por lo que demuestran al mundo. De esas que a veces confunden, como lo hizo en su día la del modisto y la actriz; de las que se complementan entre sí haciendo que cada uno de los dos sea más en conjunto de lo que serían por separado.


                                                
La magia surgió en 1953. Audrey, a sus 24 años, estaba empezando a despegar en la industria del cine gracias al éxito que le brindó su primera gran cinta, Vacaciones en Roma de William Wyler. Con su papel de Ana, se había metido a Hollywood en el bolsillo y había conseguido reconocimiento como Mejor actriz de ese año en la ceremonia de los Oscar, en los Globos de Oro y en los BAFTA. Para su próximo filme, Sabrina de Billy Wilder, necesitaba un modisto que conociera bien el chic francés para vestir la etapa en la que su personaje se muda a París. Hepburn admiraba al por aquel entonces jovencísimo Hubert; de hecho, la primera pieza que se había comprado ella misma tras el éxito de Vacaciones en Roma fue, precisamente, una capa suya. Así, enviada por Edith Head, directora de vestuario, en su búsqueda, la actriz se plantó en el estudio de Givenchy en el número 8 de la Rue Alfred de Vigny.
Audrey Hepburn y Hubert de Givenchy, una historia de amor. © Cortesía de Givenchy
Es ya un clásico la anécdota que cuenta que Givenchy, al conocer que “la señorita Hepburn” quería conocerlo, pensó que se trataba de Katherine. La cinta de Wyler todavía no había llegado a Francia y, a pesar de ser una de las actrices del momento al otro lado del charco, esa tal Audrey no le resultaba familiar. Para su visita, la actriz eligió un estilismo de aires afrancesados: pantalón de corte capri, camisa, bailarinas y una diadema con lazo que mantenía a raya su melena corta. Esa noche cenaron juntos en un restaurante de la Rue Grenelle forjando la que sería una de las relaciones más bonitas del idilio entre cine y moda.
A la petición de Audrey, Givenchy respondió con un ‘no’ a medias. Su colección de invierno estaba a punto de ver la luz y no tenía tiempo para poner su taller patas arriba en la elaboración de trajes exclusivos para Sabrina. Audrey insistió y, finalmente, llegaron a un acuerdo: la actriz vestiría algunos de los diseños que él estaba creando para la próxima temporada. Dicho y hecho. Dos años después, en 1955, el vestuario de la película fue premiado por la Academia con un Oscar para Edith Head, quien se había encargado de la etapa americana del personaje principal y que, al recoger la estatuilla, obvió mencionar a Hubert en ningún momento. El diseñador decidió dejarlo pasar y, desde ese instante Audrey exigió, por contrato, que fuera su ya muy amigo Givenchy quien la vistiera en sus próximas cintas.:


                                                    



                                                                  
                                     










                                                                                 




                                                                         







Hubert de Givenchy creó este perfume para una destinataria muy especial, sólo para ella... la bellísima Audrey Hepburn era la afortunada, la única que tenía el privilegio de deleitarse con ese perfume creado por el diseñador. Es conocida la profunda amistad que los unía, tanto, que ella se convirtió en musa del creador y en la gran embajadora de sus diseños en Estados Unidos, ya que solía utilizarla en todas sus películas.

Fue en 1957 cuando Hubert de Givenchy decidió comercializar esa fragancia y recibió entonces por parte de Audrey una escueta contestación: Mais c'est interdit! (Está prohibido). Finalmente, la fragancia se puso a la venta del público, y cogió su nombre de esa contundente frase pronunciada por la actriz, que finalmente aceptó que su perfume pudiera ser disfrutado también por otras mujeres apasionadas de los aromas.

L’Interdit se convirtió así en el primer eslabón de la cadena de fragancias femeninas de la casa Givenchy.

Y, ¿qué mejor momento para revivir esta bella historia que en una fecha señalada para la firma francesa? Precisamente este año se cumple el 50º aniversario de la casa (1952-2002), que ha querido relanzar y modernizar esta fragancia histórica. L’Interdit mantiene el espíritu que enamoró a Audrey, pero se ha adaptado a los gustos actuales, variando algunas notas que dan lugar a un aroma floral afrutado amaderado, que está a la venta en Francia y a través de la página web de la casa Givenchy. Una idea perfecta para sentirse Audrey, aunque sólo sea por unos minutos.