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INMACULADA DE MURILLO EN EL ESCORIAL
Bartolomé Esteban Murillo. Biografía y obra
Introducción a la vida y obra del pintor Bartolomé Estaban Murillo (1617-1682)
Formando parte del foco sevillano de finales del Barroco del s.XVII, coexisten dos personalidades pictóricas fortísimas y enfrentadas: Valdés Leal y Bartolomé Esteban Murillo, este último retratista de lo cotidiano pero muy alejado ya del cruento hiperrealismo extremo, tan del gusto de ciertos autores, y punto y final del capítulo del naturalismo tenebrista, que heredará pero no mantendrá.
Conocido como pintor de redondeces y dulzuras, si a una imagen se asocia el nombre de Murillo es a la de sus vírgenes, siempre puras y delicadas, sencillas en la comprensión y exquisitas, envueltas por una gracia que hoy día quizá para algunos gustos pueda pecar de sentimental en exceso.
Su estilo se divide para un mejor análisis en tres fases o periodos (denominados por Ceán Bermúdez): el estilo frío (hasta 1652), el cálido (1652-1656), y el vaporoso (aproximadamente de 1667 a 1682).
Biografía de Murillo
Bartolomé Esteban Murillo nace en Sevilla en 1617, en el seno de una familia compuesta por numerosos hermanos que pronto quedarán sin padres (en un espacio muy breve de tiempo morirá el padre seguido de la madre). De esta manera, Esteban será criado por una hermana y su marido, con el cual mantendrá hasta el final cordiales relaciones.
Será en esta ciudad también donde comience a desarrollar su profesión de pintor, primero realizando obras de temática religiosa para exportar a América y, tras un supuesto "paseo" por Madrid conociendo de la mano de Velázquez las colecciones del Escorial y el Alcázar, asentándose y recogiendo laureles hasta su muerte en 1682.
Al igual que sucede en tantos otros casos se desconoce cuándo exactamente debió comenzar el aprendizaje del joven Esteban, aunque se cree que se inició alrededor de 1633 al lado del maestro pintor Juan del Castillo, en cuyo taller habría permanecido hasta la fecha de la marcha de éste a otras capitales andaluzas unos cinco años después.
Una vez aprendida la base del oficio, la siguiente influencia en la vida pictórica de Murillo vendrá determinada por Pedro Moya, quien, de paso por Sevilla en 1642, y después de estar en Londres, le hará partícipe de lo que en esta ciudad se estaba llevando a cabo (habría conocido a Van Dyck poco antes de su muerte), suscitando en Murillo por medio de copias e impresiones comentadas el deseo de partir de viaje para visionar este tipo de arte también. No irá tan lejos sin embargo, llegando hasta Madrid (según la teoría de Céan Bermúdez) para regresar poco después a su ciudad de origen.
Lo cierto es que hasta la fecha de febrero de 1644, en que es seguro que se encuentra en Sevilla, los pasos de Murillo han sufrido más de un seguimiento arropados por conjeturas (al parecer, de joven, tuvo la intención de emigrar al Nuevo Continente, viaje finalmente fallido, al igual que uno planeado a Italia durante su residencia madrileña, la cual también ha generado hipótesis de veracidad). Sí es seguro que en el año ya citado se halla de nuevo en su ciudad natal porque existe constancia de que es admitido en la Cofradía del Rosario de la Iglesia de la Magdalena.
Así, poco después, se encuentra totalmente establecido, con taller propio, recibiendo encargos de importancia cuya buena resolución contribuirá al aumento de su fama, como la serie para un claustro del Convento de San Francisco en Sevilla (1645), y a punto de formar una familia (diezmada más tarde por la peste del 49). Para la iglesia de los Franciscanos también va a realizar unos años más tarde (1650) una famosísima Inmaculada Concepción, que preludia en esbozo el tipo de virgen a desarrollar en años posteriores (comienza ahora una serie con este tema, que continuará hasta casi su muerte). De esta fecha es también su archiconocida Sagrada Familia del pajarito.
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